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Durante generaciones, la principal fuente de riqueza de los países de América Latina ha sido la exportación de materias primas. Con el crudo de Venezuela, el cobre de Chile, la soja de Argentina, los plátanos de Ecuador, la plata de México y la madera de Brasil, la región ha logrado prosperar gracias a la fabulosa gama de productos que el mundo desea y necesita.
La fiebre de empresas start-up, se impone en América Latina
Pero Latinoamérica no ha tenido tanta suerte exportando ideas. En lo que se refiere a capacidad emprendedora y de innovación, la región tiene un historial pobre. Los países de la Organización de Cooperación Desarrollo Económicos (OCDE) gastan en promedio 2,4% de su producto interno bruto (PIB) en investigación y desarrollo.
En Chile y México -los únicos dos países latinoamericanos miembros de ese club- la cifra es de 0,4%. Y en otras naciones de la región la cifra es aún más baja. En América Latina no hay grandes invenciones. La región es hogar de 8% de la población global y, sin embargo, en 2010, sólo 2,6% de las solicitudes de registro de patentes surgieron de la región.
"Start-ups"
En Brasil, Danilo Leão no tuvo más remedio que aprender sobre la capacidad emprendedora a la fuerza.
Creció en un rancho y a los 15 años cometió el error de vender vacas preñadas en un mercado. Su padre le explicó que, de hecho, había vendido una vaca y un becerro por el precio de cada vaca.
Danilo dijo que no sabía que las vacas estaban preñadas y entonces se dio cuenta de que tanto él como otros ganaderos carecían de información confiable sobre sus ganados.
Como resultado, fundó BovControl, una start-up tecnológica que ofrece a los ganaderos datos precisos en internet sobre los 200 millones de cabezas de ganado en las vastas planicies de Brasil, y de 40.000 animales em el resto del mundo.
La idea ha generado interés entre ganaderos, mataderos, comerciantes y distribuidores, no sólo en Brasil sino en Estados Unidos y Sudáfrica.
En Chile, el presidente multimillonario, Sebastián Piñera, declaró que 2012 era «el año de las nuevas empresas» y 2013 «el año de la innovación». Su gobierno ha supervisado el lanzamiento de Start-Up Chile, un programa que ofrece a nuevos empresarios de todo el mundo US$40.000 y una visa de trabajo de un año para trasladarse a Chile y desarrollar sus ideas.
«Chile necesita pensar en sí mismo como lo hacen otros países de poblaciones pequeñas como Noruega, Israel y Singapur»
Vivek Wadhwa, empresario tecnológico
El concepto es que el espíritu empresarial «se contagie» entre los chilenos.
Vivek Wadhwa, empresario tecnológico basado en Estados Unidos que asesora al gobierno de Chile en su Start-up Chile, dice: «Vine aquí hace unos años para mirar los esfuerzos de las iniciativas clúster del gobierno chileno y les dije que estaban destinados al fracaso.
- «Utilicé la palabra ‘muerte cerebral’.
- «Chile estaba gastando cientos de millones de dólares tratando de crear industrias de arriba hacia abajo. Les dije: ‘Lo que necesitan es capacidad empresarial’.
- «Chile necesita pensar en sí mismo como lo hacen otros países de poblaciones pequeñas como Noruega, Israel y Singapur», sostiene Wadhwa.
Start-up Chile está ahora en su cuarto año y ha ofrecido financiamiento a casi 1.500 empresarios, tanto chilenos como extranjeros. Y ha inspirado esquemas similares en Brasil, Perú y otros países.
«La cultura ha cambiado», agrega Wadhwa.
Burocracia
El gobierno chileno está tomando otras medidas para ayudar, por ejemplo, a reducir la burocracia.
En 2010 el establecimiento de una empresa en Chile tomaba, en promedio, 27 días. El gobierno lo redujo a siete días y después a un día, siguiendo el ejemplo de Nueva Zelanda.
Carlos Honorato, director de ProChile, un organismo estatal encargado de promover a Chile en el extranjero, afirma que la medida «ha transformado el número de compañías que se están creando» en el país. Recientemente, Chile fue anfitrión de LAB 4+, una cumbre de empresarios y agencias de gobierno de Chile, Colombia, México y Perú.
Los cuatro países prometieron elevar su gasto en investigación y desarrollo a 1% de sus PIB para 2015.
Comparado con Asia y África, relativamente pocos habitantes de América Latina hablan inglés, el lenguaje de facto en la creación de empresas. Y muchos gobiernos de la región están bajo presión para que destinen fondos para la atención médica primaria y la educación y no gasten cantidades enormes en promover la tecnología y la innovación.
Los indicios, sin embargo, son prometedores. «En toda la región la cultura está cambiando drásticamente», afirma Soto. nota BBC
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