[vc_row][vc_column][vc_custom_heading source=»post_title» use_theme_fonts=»yes»][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Más de 40 compañías de tecnología han roto esta barrera de valoración de US$ 1.000 millones conforme los inversionistas han inyectado capital en los mercados privados.
La industria de tecnología tiene un nuevo Club de los US$ 1.000 millones. Esa etiqueta tenía una cierta exclusividad cuando se trataba de empresas privadas «startup», pero ya no es tan selectiva: más de 40 compañías de tecnología han roto esta barrera de valoración de US$ 1.000 millones conforme los inversionistas han inyectado capital en los mercados privados.
Un nuevo grupo de emprendedores, sin embargo, está poniendo un nuevo estándar, recaudar más de US$ 1.000 millones en capital nuevo – en algunos casos, con un sólo evento de recaudación que rompe ese nivel – y con valoraciones que pasan de los US$ 10 mil millones. Solamente un manojo de empresas «startup» ha conseguido esto en los últimos cinco años, incluyendo Facebook, la red social, y Groupon, la compañía de transacciones, antes de que esas compañías del Internet pasaron a cotizar. Pero ya en este mes, con inversionistas peleando por obtener una parte de las compañías de tecnología nuevas más atractivas, este grupo élite está listo para crecer rápidamente.
La inversión ha subido en la última semana. Uber, la aplicación de taxis que ya había recaudado US$ 1.200 millones en junio, está buscando nuevas recaudaciones de por lo menos US$ 1.000 millones más, comentan algunas fuentes, con una valoración que algunos predicen podría pasar de US$ 25 mil millones – casi 50% más alto que el nivel de hace apenas cinco meses.
Mientras tanto, Flipkart, el fenómeno de comercio electrónico recaudó mil millones de dólares en julio y se reporta que está buscando más fondos. Y Xiaomi, el fabricante chino de teléfonos inteligentes que está compitiendo con Apple y Samsung en Asia y América Latina, y también está buscando recaudar US$ 1.500 millones en una transacción que la haría convertirse en la compañía privada más valiosa del mundo, con un precio de más de US$ 40 mil millones, comentan fuentes familiarizadas con sus planes.
Cada una de ellas tiene un diferente modelo de negocios pero todas tienen algo en común: les dan a los inversionistas privados una manera de apostar en el crecimiento continuo del Internet móvil, una oportunidad bastante difícil de encontrar en los mercados públicos.
Hace un año, obtener $200 millones de capital de inversión era considerado importante, dice Lise Buyer, quien trabajó en Google cuando pasó a cotizar, y ahora asesora sobre otras ofertas públicas iniciales (OPI). El hecho de que estas únicas rondas de recaudación estén pasando la marca de $1 mil millones se debe a una nueva Cultura y reciente ley de EEUU conocida como la Jobs Act, que hace posible que las compañías amplíen su base de inversionistas sin pasar a cotizar, añadió.
El resultado ha sido un cambio estructural significativo en los mercados de capital. Los fondos mutuos y otros que normalmente sólo invierten en acciones públicas han sido forzados a apoyar compañías privadas de última etapa con la esperanza de poder entrar antes de que las valoraciones se disparen. Los fondos de inversión tradicionales, fondos de cobertura, fondos soberanos de inversión y las familias adineradas están pendientes de no perderse el siguiente Facebook o Alibaba, permitiendo que las compañías populares recauden miles de millones de dólares de capital privado y puedan diferir una oferta pública inicial para más adelante en su desarrollo corporativo.
Esa situación es el reverso de la última bonanza tecnológica, cuando compañías jóvenes fueron lanzadas prematuramente a los mercados públicos, dejando al inversionista diario a pagar las cuentas cuando las valoraciones cayeron al piso. Sin embargo, algunos en Silicon Valley que recuerdan el estallido de la burbuja ‘puntocom’ en los primeros años del 2000, están vigilando la situación conforme el dinero llega a la industria de tecnología desde nuevos lugares.
Ya empieza a haber señales de que los inversionistas que se han amontonado en los mercados privados están inflando las valoraciones. Los inversionistas en las rondas finales de capital de riesgo que las compañías recaudan antes de pasar a cotizar han obtenido históricamente una media de 38% de retorno en las ofertas públicas iniciales, según los datos de una presentación del Deutsche Bank a sus clientes en agosto. Pero este año, esa ganancia se ha reducido al 20%.
Por otro lado los fondos de cobertura pueden poner condiciones más exigentes que los fondos de capital de riesgo, tales como un requerimiento para recuperar su dinero antes que otros inversionistas si las cosas salen mal.
Aquellos que respaldan compañías como Uber y Xiaomi dicen que las compañías tienen tales oportunidades de crecimiento que necesitan recaudar mucho capital para aprovechar el momento. Uber se enfrenta a una fuerte competencia por compañías similares alrededor del mundo, financiadas por Alibaba y Tencent, mientras que el éxito de Xiaomi de crear teléfonos inteligentes más baratos y con cierta cercanía a la calidad de diseño de Apple la dejan bien parada para aprovechar los recientes retos de Samsung. Las dos tienen la oportunidad de generar un alcance de escala global nunca antes visto más allá de Facebook y Google.
«El tamaño de la oportunidad es tan grande que uno debería recaudar el dinero» dice un inversionista de fondos de capital de riesgo. «No es como los años 1990; estos negocios están generando miles de millones en flujo de caja», agrega. Financial Times[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]